Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@enet.cu
Al estilo del cambio climático, cuando Trump lo
califica de “invento chino”, su reciente retórica sobre Cuba da para sacar
otras “frases célebres” del mandatario inédito en la historia de Estados Unidos,
en cuanto a sus palabrerías insólitas.
El nuevo jefe de la Casa Blanca lo mismo ofende a mujeres, negros, gays, discapacitados,
musulmanes o latinos; condena la emigración a su país, a pesar que su familia
no es pura de sangre azul; es partidario de construir un muro en México, para
evitar la entrada de ilegales; retira a su nación del Acuerdo de París o pone en vilo al planeta con sus buques de guerra cerca de la península
coreana.
Pero, las llamadas Trumponadas, son toda una lección de vocablos extravagantes y el show
de Miami, donde habla sobre las relaciones norteamericanas con la Isla,
mejoradas en la Administración de Barak Obama, no son excepciones.
Aparte de las bravuconadas y su discurso sin ápice
de diplomacia, digno de un neófito en materia
de política, nos hizo recordar una oratoria bastante pretérita. Lo vimos
vestido de cowboy en medio del Oeste y rodeado de pistoleros.
Trump dijo, sencillamente, lo que el auditorio quiso
oír, habló en su mismo lenguaje, aunque, para ello, tuviera que “acomodar” sus
declaraciones a la altura de sus decadentes oyentes y su vieja política. Fue
una retroacción de muchos años, un resurgir de la Guerra Fría, la idea yanqui
que aun somos su traspatio y desconocer las casi 6 décadas de Revolución.
Como
un regalo esperado a su público y como
el mago de Abre Cadabra, Trump dijo: “Fuertemente restringiremos los dólares
estadounidenses que vayan a los militares y a los servicios de inteligencia…
Aplicaremos la prohibición sobre el turismo, reforzaremos el bloqueo…“.
El actual
presidente USA declara improcedente lo aprobado por su antecesor y elimina todo
tipo de flexibilizaciones en las relaciones, como aumentar las restricciones de viaje para
recrudecer la prohibición del turismo entre los dos territorios; reafirma
el bloqueo; limita los viajes con
fines educativos no académicos, las actividades económicas con empresas
vinculadas a las FAR y prohibie el viaje individual autodirigido.
No solo a los cubanos daña, según analistas
políticos, esta decisión atenta contra la política de Trump de “Estados Unidos
Primero” (America First), pues sus medidas contra Cuba perjudican también al
país norteamericano.
Lo más incoherente de todo eso es que se hace para
“castigar” al Gobierno revolucionario y “beneficiar “ al pueblo, como si desde
1959 los destinos de ambos no estuvieran unidos. Solo en el 2017, el Gobierno
destina al gasto social el 72 por ciento del dinero y somos el país de América
Latina que más aporta al PIB en educación.
Las esferas de Educación, Salud Pública y Seguridad
Social son las más beneficiadas en este
año y todo el pensamiento es para el bienestar de los niños, por eso resulta
hasta risible que en nombre de proteger los derechos humanos de los cubanos agudice el bloqueo. Como para decir: “con
amigos así, no necesito enemigos”.
Según Trump y los dinosauros de Miami, la población
del Archipiélago aplaude esas medidas “beneficiosas” para sus vidas. Con
seguridad, los padres, con hijos enfermos, alaban al sui géneris Presidente y
pandilla terrorista que lo rodeaba, cuando, por ese engendro de más de 50 años,
no se permita la entrada de un
medicamento que pueda salvar vidas en la Cuba irredenta.
Y qué dicen, ahora, algunos cuentapropistas
relacionados con actividades de trasporte, comercio, hospedaje u otras, con los
límites de estadounidenses de visita a Cuba? ¿Acaso Trump, muestra así su bondad para desarrollar la actividad privada
en la Isla? Simplemente no Presidente? Asesórese
cómo funciona el Estado del pueblo en Cuba.
Ante tan disparatada política, con la cual la
mayoría de la opinión pública dentro del propio EE.UU no está de acuerdo, el
gobierno revolucionario reitera: “Cualquier estrategia dirigida a cambiar el
sistema político, económico y social en Cuba, ya sea la que pretenda lograrlo a
través de presiones e imposiciones, o empleando métodos más sutiles, estará
condenada al fracaso".
Y aclara: "El pueblo cubano disfruta de
derechos y libertades fundamentales", por tanto, otra verdad sobre el
Norte: "no está en condiciones de darnos lecciones".
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