Columnas

Friday, April 14, 2017

#Cuba Unidad en la diversidad





Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@enet.cu
No hay que buscar muy lejos revisen la historia de Cuba, para constatar que, siempre,  hemos fracasado cuando rebasa el divisionismo en las filas. La Revolución del 68 terminó porque un Pacto del Zanjón, ideado por España, supo imponerse a los ideales de libertar al país.
Así sucedió con las Guerras Chiquita y la  organizada por Martí o la que se fue a bolina en el 33, como dijo Raúl Roa,  por eso no es casualidad los constantes llamados a mantenernos juntos, como forma de defender la Obra del 59 ante la fórmula capitalista ya probada de: “Divide y vencerás”.
Todo cuanto  diseñen, ahora, en la salvaguarda de las conquistas tendrá en su base el principio de la unión, como primordial  fortaleza contra los intentos de años de socavarnos por dentro y al final destruirnos.
Martí vio a la fuerza mancomunada de los pueblos de Nuestra América, como único contén al expansionismo yanqui y Fidel, como su aventajado discípulo, supo apreciar el beneficio de esa irrenunciable fórmula, como garantía de sus hechos.

Más que el lema central de las celebraciones por el  Primero de Mayo,  lo referido a la unidad es un reto a la supervivencia de quienes nos quieren fragmentados y  la política enemiga delineada para rendirnos por el desorden, pero, primero, debemos aprender que la unidad  es fruto de la diversidad  en un marco de respeto, autocrítica, dialogo y participación en las tomas de decisiones.
Tenemos preguntas y necesitamos respuestas. El llamado al intercambio de criterios es necesario en la Cuba de hoy, porque es una de las formas de luchar por esa aproximación social, porque lo no debatido públicamente anida en otros escenarios,  a veces,  ofrecemos esclarecimientos tergiversados y perdemos la oportunidad de opiniones acertadas.
El diálogo  desmonta el pensamiento rígido  que no necesitamos debatir ideas, porque todo está bien;  la ilógica tendencia de calificar de conflictivos a quienes piensan diferente y las maneras de exponer puntos de vista diversos.
La realidad cubana requiere analizarse en un debate conjunto, franco y plural, en el cual cada quien tenga la posibilidad de expresarse,  recibir acertadas respuestas a sus dudas y ayudar a construir la obra de todos, si no ofrecemos esa oportunidad, perdemos la ocasión propicia de explicar un asunto determinado de manera positiva y fomentamos los monólogos.
Aclaro, construir no desbaratar, porque esos espacios no deben ser de confrontación, donde contribuyamos a destruir a la Revolución, sino a afianzarla en el corazón. Hablar civilizadamente, escuchar y convencer debe ser un reto irrenunciable.
Si criticamos es con base y constructivamente y, además, ventilar un problema más de una vez, sin soluciones o al menos respaldado con buenos argumentos, acrecienta la teoría del desgaste y convierte cualquier examen en “dialogo de sordo”.  
Termino con la frase del escritor irlandés George Bernard dijo: "Si tú tienes una manzana y yo tengo otra, las intercambiamos seguiremos teniendo cada uno el fruto, pero si tú tienes una idea y yo otra, entonces ambos tendremos dos ideas", porque ilustra certeramente la importancia de compartir nuestros criterios para: “ Fortalecer nuestra unidad”






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