Para lograr: “Una opinión pública alerta, informada y crítica contribuye a un auténtico periodismo”
Rodobaldo Martínez Pérez
No por llevado y traído, el tema de la libertad de prensa merece
reiterarse y, siempre, ocupará espacio priorizado en cualquier análisis
valorativo del ejercicio mediático, pero con interrogantes explicativas: ¿Qué
libertad de prensa es?, ¿Qué prensa se necesita para ser más libres? o ¿Qué prensa
requiere la Cuba
de hoy?
Según las respuestas marcarán el derrotero, porque importa mucho definir
el rol mediático en el Sistema, para comprender ¿Cuál sería esa “independencia”
de expresión?
Nos cuesta entender la libertad
para decir, en medio de un dominio absoluto de las Transnacionales del poder
mediático o una sociedad diseñada por la propiedad privada. ¿Libertad de
quienes? ¿De los dueños para opinar? ¿De autorizar quienes escriben y sobre
qué? ¿Pueden los periodistas emitir criterios diferentes de quienes pagan?
Recientemente, con la controvertida visita de
Obama a Cuba, quedó totalmente demostrado,
según Obama
y CNN en Cuba: Cómo los “presos políticos” generaron titulares en los medios de
comunicación. Afirma: Hace muchos años Noam Chomsky analizó esta dinámica en su libro pionero titulado: Manufacturing Consent, basado principalmente en el estudio de los medios de comunicación estadounidenses. Explicó que el monopolio de los medios masivos de comunicación se guía por lo siguiente:
“La selección de un personal con mente que coincide con el status quo y editores y periodistas profesionales que interiorizan las prioridades y definiciones del interés periodístico, al coincidir con las políticas de la institución.”
Esos periodistas saben exactamente qué preguntar en las ruedas de prensa, qué escribir para difundir no solamente para mantener sus trabajos como corresponsales, sino además para ascender y lograr ingresos más lucrativos y cargos de prestigio.
Por ejemplo, si Jim Acosta, el corresponsal de la CNN en inglés en la Casa Blanca, hubiera preguntado al presidente de EE.UU. (en la multitud de conferencias de prensa que abordan un sin fin de temas) acerca de los cientos de presos políticos en los EE.UU., ¿habría acompañado al presidente en su viaje a La Habana?
Si Acosta hubiera tenido la iniciativa y el interés en el tema de los derechos humanos, tal como se practica en los EE.UU., ni siquiera hubiera sido “seleccionado”, tal como lo expresa Chomsky.
Por eso fue todo intencionado en su primera pregunta al presidente Raúl Castro, de lo contrario no vuelve a estar en el pool que acompaña a Obama.
Es la muestra de la hegemonía mediática contemporánea, con alta capacidad para sembrar sentido e ideología, capaz de seleccionar que leer, oír o ver según la intención y el estudio constante de los sistemas de audiencias.
Cuba asume un modelo alternativo
de libertad de prensa, acorde a su realidad histórica, muy lejos de esa fórmula
dogmática, con la ideología del Imperio y manipuladora de intereses ajenos.
La defensa a esos supuestos
ataques a la libertad de expresión, que nos endilgan, son mecanismos utilizados
con objetivos abiertamente políticos y dentro del entramado del mismo Bloqueo.
Su cacareada libertad de prensa es la libertad de esa minoría dueña de
la hegemonía mediática, para divulgar a su antojo. Es la negación al resto del
derecho a informarse con objetividad y precisión definir orientaciones,
enfoques y énfasis de las informaciones, como evidencia las realidades de
Ucrania, Venezuela, Ecuador, Siria,
Brasil, Argentina.
Nunca, tales valores, estuvieron divorciados de las clases dominantes y
los escenarios siempre fueron diseñados en correspondencia con sus intereses:
los sectores sociales que deben ser incluidos o marginados, para definir
juicios de valores y sentimientos como un tribunal, sin legitimidad.
Un editor del The New York Times, al terminar la guerra en el Golfo en
1991, dio una evidente conclusión sobre el asunto: “En Estados Unidos es
difícil hablar de prensa independiente. Uno puede ser despedido si escribe algo
ajeno a los intereses del poder. Tal vez lo más prudente sea reconocer nuestro
estatus de prostitutos intelectuales”.
Esta hegemonía no es neutra, es parcial y toma partido según el poder
para favorecer intereses, defender posiciones y combatir cualquier otra
ideología contraria, al acuñar léxicos y definir sentido a las palabras, acorde
con el discurso mediático dominante.
Cuando los autores del libro ¿Disidentes o Mercenarios? Entrevistaron al secretario general de
Reporteros Sin Fronteras, declaró: “Cuba es nuestra prioridad”. Ellos
preguntaron ¿por qué no Colombia o Perú, donde asesinan a periodistas? y él
respondió: “Porque en Cuba no hay libertad de prensa, en Colombia o Perú los
demás periodistas pueden protestar por esos asesinatos”.
En el caso concreto de la guerra de Iraq, los periodistas
norteamericanos, entrenados militarmente, fueron a esos escenarios bélicos para
reportar, en correspondencia con los intereses del Poder.
No se conoce el caso de empresas de la hegemonía mediáticas, destinadas
a otra cosa que no sea manipular la conciencia de las audiencias, saturarlas y
engañarlas, para poder acentuar, aún más, sus objetivos con intención marcada
en la desinformación, información falsa o no decir ni una palabra sobre tal
acontecimiento.
Una de las novedades añadidas con fuerza en la actualidad es la libertad
de mentir. Ya no sólo tergiversan con el
perverso propósito de crear confusiones en la opinión pública, sino que
fabrican descaradamente desinformaciones.
Baste ejemplos de comprobación, para aquilatar hasta dónde llega esa
libertad. ¿Pudo la gran prensa estadounidense hablar objetivamente de los Cinco
Héroes en todos los años que estuvieron
presos? ¿Hay tanta libertad cómo para
pedirle al New York Time, que trate algún tema en contra del poder global? Y si
lo hacen es porque tienen un designio ya aprobado.
Y no sólo en la Prensa, un tribunal federal ratificó la demanda de
una junta escolar sobre el libro infantil
Vamos a Cuba, de prohibirlo de las bibliotecas de la Florida, sólo porque
pondera nuestro estilo de vida. ¿Esa es la libertad de expresión que promulgan?,
Pero nosotros no llamamos libertad de prensa a la posibilidad de los
enemigos de la Revolución
a desprestigiarnos sobre la base de calumnias y mentiras, ni a la tonta manera
de brindarles la oportunidad de hacerlo, por las mismas situaciones de Cuba
(país aún bloqueado y asediado) la libertad de prensa aquí está condicionada a
la defensa nacional, pero si acatamos cualquier crítica honesta y constructiva.
Y no es que no hagamos críticas, la hacemos. Hay facultades y libre
elección editorial, porque las consideramos instrumentos de perfeccionamiento
del camino socialista, pero una crítica responsable, constructiva, encaminada a
la solución de los problemas no a la hecha con falta de ética, banal, morbosa,
superficial, tendenciosa y menos para complacer a nadie, con lo que quieren
leer.
Tal vez por esa misma concepción de no ofrecerle informaciones, que puedan
utilizar después para atacarnos y cumplir su viejo anhelo de destruir a la Revolución, en varias
decisiones, nos auto censuramos, pero estamos conscientes que puede haber
consecuencias negativas y de ahí la
defensa que es mejor equivocarse en la crítica que dejarla de hacer.
La única exigencia para el tratamiento de un asunto determinado, por muy
escabroso que sea, es la profesionalidad a la hora de hacerlo y la
intencionalidad. ¿Realmente ese tema
merece ser publicado? ¿Ayuda a nuestros intereses una investigación al
respecto?, son preguntas primiciales al acto de la planificación editorial.
En la entrevista al Comandante en Jefe, por Ignacio Ramonet, define una
cuestión cardinal, que marca cualquier diferencia:”Nuestros órganos de prensa no están en manos de los enemigos de la Revolución, ni en manos
de agentes de los Estados Unidos. Están en manos de revolucionarios. Nuestra
prensa es revolucionaria, nuestros periodistas, en la radio, en la televisión,
son revolucionarios”.
Y si tenemos esa honrosa
categoría, debe ser traducida en salvaguardianes incondicionales de la Revolución Cubana, pero, insisto, para luchar
desde dentro de la Revolución Cubana.
Para ello la realidad actual
convoca a elevar la inteligencia y reflejarla en los productos comunicativos
que reciben las audiencias cubanas, las cuales, cada vez más, tienen accesos a
diversos medios extranjeros para conocer, razonar, entretenerse y hasta
informarse.
Deben resolverse definitivamente algunos
dilemas específicos que pueden llevar a focos de conflictos, como desconocer
que la información no puede esperar, hay que darla en sus diferentes matices y
con las explicaciones correspondientes, para que pueda comprenderse, como se
hace ahora con los casos de zika.
Porque la actualización del modelo
cubano requiere de un periodismo protagónico y equilibrado, en un ascendente
espiral para eliminar cualquier zigzagueo.
Debe primar el cambio hacia un
periodismo revolucionariamente más crítico, reflexivo, investigativo, polémico,
flexible y solo será posible si así lo comprende todo el andamiaje comunicativo
cubano, sin culparse, unos a otros, de cualquier responsabilidad si es del Partido, directores, periodistas,
editores, fuentes.
Porque no todas las insuficiencias del sistema mediático cubano son de
la responsabilidad del periodista, pero
nos culpan cuando pifiamos al no darle seguimiento a acontecimientos
sensibles o no publicamos noticias notorias que son secretos a voces, o lo
hacemos tardíamente, a veces sin todos los elementos.
Cualquier tipo de censura,
autocensura, prolongada prudencia no podrán sostenerse por más tiempos en
nuestras redacciones, necesitadas de mayor autorregulación y fidelidad a sus
audiencias, sin pensar que una ley de prensa u otro andamiaje jurídico resolverán
la situación
Porque donde esté el interés de la gente, allí debe estar el oído pegado a la tierra de
funcionarios estatales y, principalmente, con prioridad en la agenda mediática.
Comparto con Alejandro Ulloa
García (Periodista del Canal Educativo II) al defender que la
agenda mediática deberá acercarse, inobjetablemente, al interés público.
El periodista cubano (a) deberá ser más un comentarista de esquina, un
informador de la calle, un analista de “las colas” y, todo eso, potenciado por
óptimas competencias profesionales que le permitan “multimedializar” los contenidos
tratados, además, de generar altos intereses en sus audiencias metas.
Porque lo que nos va a seguir alentando para tratar
de ser más útiles al país, a la sociedad, a nuestra gente, es la capacidad de
diálogo, con una agenda mediática protagónica de la total realidad, según las
líneas de intereses públicos de cada lugar, concluyó.
Si hacemos un estudio mediático cubano, no siempre nos acercamos a la
cotidianidad, a los problemas reales de nuestra sociedad y ni hablar de ¿cuánto
de creatividad, originalidad y repercusión les faltan hoy a nuestras informaciones,
entrevistas, comentarios o crónicas?
Cómo reclaman periodistas, en diversas reuniones sobre estos asuntos: “Lo
importante sería que no haya tema censurado o autocensurado, por duro que este
fuera, ni asunto aplazado. Que cada cosa se llame por su nombre y a cada
problema lo acompañe el diagnóstico adecuado para reforzar la confianza
mediática que, en ocasiones, la definimos como muy buena, sin estudio profundo
de ella”.
Aún no está en nuestros medios la capacidad de diálogo culto, reflexivo,
de polémica, desde una posición de perfeccionamiento, de respeto, de
comprensión hacia los complicados temas de la realidad nacional, en constante
actualización del Modelo Cubano.
No hay un reconocimiento tácito al quehacer periodístico por las
audiencias – con honrosas excepciones- y hay lógicas reaccione ante evidencias de secretismos y de vacíos
informativos.
Lo cierto es que aún faltan análisis, explicaciones, dar continuidad a
temas impactantes en la sociedad, como hechos que provocan indignación y discrepancia
en la población, aunque, hay intentos, el papel no es protagónico en el ámbito
de cada medio en la lucha por enmendar, resolver, cambiar y desterrar errores, al
aproximarse, cada día más, a las audiencias con tratamiento adecuado a temas
polémicos y críticos del entorno nacional o territoriales.
Al informar sobre una disposición
de gran impacto popular, sin emplear el organismo correspondiente su política
de comunicación, surgen un grupo de
porqués, para poner a la prensa a la defensiva, sin a veces tener los
argumentos y las explicaciones necesarias.
Un principio de esta Revolución es
consultar al pueblo siempre, comunicar, informar adecuadamente y cuando no se
haga, como corresponde, entonces es complejo, desde la prensa, facilitar el
paso al talento, contribuir a la política de cambios y explicar, hasta el
detalle, las razones de lo nuevo para orientar, convencer y reafirmar la
participación en las tomas de decisiones.
Porque nos corresponde, como mediadores de esta sociedad que somos,
interpretar, en cada momento, lo que el pueblo demanda y suministrarle
información adecuada, veraz y lo más completa posible y, luego, canalizar sus
opiniones en un fortalecimiento de la democracia.
Nuestro periodismo humanista tiene que siempre acompañar a la gente, para
que razone y reflexione sobre los complejos asuntos de los diferentes
escenarios del país.
Para ello la creación, innovación son palabras insustituibles en los
medios cubanos, para marchar a una comunicación abierta y, en una construcción
colectiva, someter a análisis constantemente nuestros propios errores y cambios
como sociedad.
No podemos obviar que crece el consumo de información, por diversas
vías, de la industria extranjera, más jóvenes cubanos (as) participan
activamente en las redes sociales, en listas de correos electrónicos, aumentan
las plataformas creadas por colectivos no mediáticos, más uso de medios
inteligentes que aceleran el intercambio de materiales, con un auge en la interactividad
entre cubanos (as).
Y, a todo esto, no cambia sustancialmente la base material en nuestros
medios. Cada vez se consume menos informativos por vías tradicionales realidad
que, a veces, tratamos de soslayarla.
Pero sin dudas la calidad del periodismo se resiente por una suma de
factores, entre los cuales están los recursos humanos, materiales y las
llamadas mediaciones externas, que puede ser mayor o menor y la no solución
salarial, entre otras, como reiteran desde abril del 2016, en diversas provincias,
durante la valoración sobre las 26 proyecciones de trabajo de la organización,
aprobadas en el IX Congreso de la
Upec, hace tres años.
El triunfalismo aparece y desaparece, incluso crece en informaciones
vacías, que hasta desinforman, hay alabanzas y no podemos descuidar que el
acomodamiento a las glorias pasadas nos hace daño, como sostiene el estelar periodista José Alejandro
Rodríguez.
Hay profesionales de la prensa, editores y directivos anclados en
estilos y concepciones ya ineficaces para la Cuba del 2016, las transformaciones
organizacionales, en el sistema redaccional, no se aceleran y las audiencias
emigran con facilidad en este mundo mediático de la Sociedad de la Información y las
Comunicaciones.
El momento exige analizar, desde el punto de vista histórico, el impacto
de las tecnologías de la comunicación, pues esta es una prensa en tiempo real,
por lo tanto hay que cambiar mentalidades, conceptos, revisar lo que nos hemos
propuestos, los argumentos de otras épocas, que ahora hay que retomarlos de
otra manera, reitera en diferente reuniones, el periodista y presidente de la Upec, Antonio Moltó
Martorell.
Cómo se dice a coro en el gremio: “Es reflejar la realidad cubana en
toda su diversidad, informar de la obra de la Revolución con sus aciertos,
errores y darle espacios a la diversidad de opiniones”.
Así piensan otros profesionales cubanos, quien en determinados momentos menciona
el tema:
Milena Recio
(profesora del Instituto de Periodismo José Martí): En
estos tiempos de urgencia Martí,
que sabía de urgencias; de “es ahora o nunca”, hubiera quizás prestado sus
servicios agitándonos para que no perdamos en plena tormenta tres brújulas:
nuestros medios de comunicación son públicos (esto es: ningún interés no
mayoritario en número y voluntad se puede apropiar de su uso); dos, son de
servicio público (esto es: deben ayudar a la colectividad a vivir mejor en
todos los sentidos en que esto se pueda comprender); tres: fueron conquistados
por una Revolución y no deben dejar de ser parte (que no instrumento) de esa
Revolución. No se es periodista por tener un título,
sino porque hay una necesidad interna, fuerte, imperiosa, de no quedar ajenos a
lo que sucede a nuestro alrededor, ni dejar ajenos a quienes nos rodean.
Pelayo Terry Cuervo, director
de Granma: La prensa cubana tiene por delante muchos retos, el
primero es acoplarse a los tiempos que corren. Todavía la prensa y en general
los que trabajamos para ella, no estamos al nivel de lo que se está pidiendo
hoy en el mundo mediático, en relación con la forma y los contenidos que se
están produciendo.
Un segundo desafío que tiene la
prensa hoy es mejorar la profesionalidad de los actores que intervienen en
ella, porque si un día llegan mejores condiciones de trabajo al entorno de la
prensa cubana y no tenemos buenos profesionales, cualquier esfuerzo que se haga
no tendrá el resultado que se requiere y
debe detenerse la instauración de malos hábitos en rutinas productivas.
La prensa hoy debe vibrar más cerca de lo que
está sucediendo en la sociedad, quedan
muchos vacíos en cuanto a lo que sucede y lo que reflejamos como prensa en
general.
Un periodismo que se parezca a
nuestros tiempos, podría ser la definición de lo que se necesita. Diría más: un
periodismo acorde al socialismo de hoy, al que construimos para mañana, pero
más “revolucionario” en la más alta dimensión de la palabra. En otras palabras,
más activo, creativo, menos estrecho y enmarcado, más profesional y efectivo,
más reflexivo y dinámico, más realista, más cubano, precisó
Bertha
Mojena (periodista): La fórmula para ser creíbles en el siglo XXI,
donde la gente tiene un nivel cultural muy amplio y acceso a la información, la
idea no puede ser la imposición, tiene que ser el debate, la contraposición de
ideas, esto es lo que la sociedad está necesitando.
Jorge
Legañoa (Periodista, compilador del libro Cuentos del Arañero, subdirector
de la ACN) El desafío más
grande, como periodistas, es lograr que no nos apaguen el radio, la TV o cierren un periódico, por
algo tan terrible como no llevarle al pueblo el reflejo de la realidad de forma
amena, interesante, con una factura sin vicios de encartonamiento y con
verdaderos valores noticias.
Margarita Barrios (periodista del diario Juventud
Rebelde) El periodista es una persona que tiene que estar siempre
informado, siempre estudiando y, sin embargo, eso es muy difícil, no todos los
periodistas tienen en su casa una máquina con Internet. Por otra parte, están
las barreras de la información, los temores fundados y mal infundados sobre qué
se debe hacer, a veces los límites parten de nosotros mismos.
Alina Perera,
periodista de Juventud Rebelde: Nadie tiene derecho a disminuirnos o a
entorpecer nuestra labor. El pueblo, que es sabio y culto, nunca lo ha hecho.
El profesor, amigo y lamentablemente ya fallecido
doctor Julio García Luis: La prensa
cubana no es la solución de todos los problemas, pero puede contribuir mucho
más a solucionar muchos problemas. Nuestra virtud no será nunca ser
inocuos, sino ser inteligentes guerreros de vanguardia en la confrontación de
ideas, en todos los espacios, a toda hora, desde Granma hasta las redes
sociales e Internet.Este empeño lo dirige el Partido, lo inspiran Fidel y Raúl, lo deben acompañar las instituciones y la sociedad todas, y todos deben saber que la prensa y los periodistas no pretendemos ningún protagonismo especial, sino solo ocupar el lugar y cumplir la misión que nos toca al servicio de nuestro pueblo, enfatiza.
Para Miguel Díaz-Canel Bermúdez, miembro del Buró Político y vicepresidente primero de los Consejos de Estado y de Ministros, quien, entre sus tantas responsabilidades, también está el sistema de prensa en Cuba, en varias reflexiones defiende:
Es importante compartir una cultura de trabajo que se oriente a la calidad, al orden, la
exigencia, la belleza y el apoyo que, desde la prensa, le hagamos a la
construcción del socialismo, es indispensable, porque un periodismo mejor es
posible. Esa es nuestra lucha y como siempre en esa lucha venceremos.
Necesitamos profundizar en la relación de la
prensa, los organismos, directores y el Partido, para fomentar un debate
exigente, no complaciente, comprometido y apartador, como el que se dio en el
Congreso de la Upec,
no solo en las discusiones finales, sino las que se sucedieron desde la base.
Hay
que rescatar en la prensa la capacidad de diálogo, de polémica, desde una
posición de perfeccionamiento, de respeto, de comprensión hacia los complicados
temas de la realidad nacional actual.
La
pasión por la verdad, lo que debe caracterizar siempre la labor de los
periodistas y medios revolucionarios cubanos.
Hoy se confía considerable y, se
necesita mucho de los periodistas cubanos (as), para construir ese socialismo
próspero y sostenible, que tanto queremos y necesitamos.
En un mundo de espionaje electrónico
a países, personas, con amenazas de
guerra, la multiplicación del hambre, hay que preguntarse de qué verdades y de
qué libertades estamos hablando cuando le hacemos el juego a quienes claman por
ello desde el mundo capitalista.
Por ello la mejor manera de contrarrestar
esa campaña de desinformación mediática contra Cuba es reflejar la realidad nacional,
en toda su diversidad, informar de la obra de la Revolución con sus
aciertos, errores con la mayor diversidad de opiniones.
Esto no es solo problema de la prensa,
sino del Partido, de los directores de los medios, de los periodistas y de la
sociedad en sentido general y por eso entre todos los vamos a resolver.
Debemos
entender, además, que la ausencia de crítica, no hablar de lo que todos están
hablando, es algo imperdonable, pues de cada hecho tenemos que dar nuestros
argumentos, nuestras visiones, nuestras verdades.
El tema que más irrita y que más nos
duele es el de las fuentes y sobre todo la ineficacia para implementar las
orientaciones del Buró Político, para incrementar la eficacia informativa.
Nos estamos repitiendo en plantear
los problemas y lo que no hemos encontrado es la manera de resolverlos, que se
debe accionar de inmediato con las fuentes para acabar con los secretismos
innecesarios.
A
pesar de ello también es importante mirarse hacia adentro los propios
periodistas y los medios, revisar lo que hacemos, para evitar en vez de
informar desinformar y, a su vez, desterrar la vieja idea de acomodar a alguien
para que piense que para buscar la información y la noticia debe orientarse,
pues hay que salir a buscarlas.
En nuestra prensa no hay mentiras. En
prensas internacionales, hay mentiras, especulaciones, manipulación. Nuestra
prensa es sincera, lo que a veces no dice toda la verdad. Creo que a veces limita,
en algunos temas, la verdad, porque no se profundiza. Pero nuestra prensa es veraz, por lo tanto eso le da credibilidad. Deja insatisfacciones, porque a veces tiene vacíos informativos y porque a veces las problemáticas no las tratan con toda la integralidad, por lo tanto no está todo el espectro que podría tener un tema. Si se perfeccionan todos estos elementos esa credibilidad puede aumentar.
Por esa razón sobre la costumbre de algunos funcionarios de ver la prensa y el trabajo de esta no como un aliado para superarse, sino como algo que viene a criticar, a destruir, indeseable, cuando esa es la prensa de la Revolución, del Partido, de nuestro pueblo, hasta aquí las ideas de Díaz- Canel.
El Cuba el Partido Comunista dirige la Política Informativa,
o sea no las líneas editoriales del medio. Muchas veces ambas funciones se
confunden y hasta hay quienes, desde posiciones directivas, pide la
participación de los periodistas en la Política Informativa,
cuando realmente debe ser en la editorial.
Esa Política Informativa, en la primera
Conferencia Nacional del Partido, en los objetivos propuestos en el Capítulo
II, del trabajo político e ideológico detalla:
Objetivo No. 69. Reflejar, a través
de los medios audiovisuales, la prensa escrita y digital con profesionalidad y
apego a las características de cada uno, la realidad cubana en toda su
diversidad en cuanto a la situación económica, laboral y social, género, color
de la piel, creencias religiosas, orientación sexual y origen territorial.
Objetivo No. 70. Lograr que los
medios de comunicación masiva informen de manera oportuna, objetiva,
sistemática y transparente la política del Partido sobre el desarrollo de la
obra de la evolución, los problemas, dificultades, insuficiencias y
adversidades que debemos enfrentar; supriman los vacíos informativos y las
manifestaciones del secretismo, y tengan en cuenta las necesidades e intereses
de la población.
Objetivo No. 71. Garantizar que los
medios de comunicación masiva se apoyen en criterios y estudios científicos,
sean una plataforma eficaz de expresión para la cultura y el debate y ofrezcan
caminos al conocimiento, al análisis y al ejercicio permanente de la opinión.
Exigir de la prensa y las fuentes de información el cumplimiento de sus
respectivas responsabilidades, a fin de asegurar el desarrollo de un periodismo
más noticioso, objetivo y de investigación.
Objetivo No. 72. Actualizar la
política de programación del Instituto Cubano de Radio y Televisión sobre la
base del uso racional de los recursos, la calidad en la producción nacional y
el rigor en la selección de la producción extranjera.
Todos sabemos qué hacer, cómo
hacerlo. La interrogante es ¿Por qué no lo hacemos? ¿Qué falla para tener la
prensa que necesita las audiencias cubanas?: responsable, valiente, participativa y revolucionaria, incluso
coinciden con esta línea de pensamiento Alina
Perera Robbio, José Pepe Alejandro Rodríguez y Ricardo Ronquillo Bello, todos de la escuela de Juventud Rebelde, en el
programa: Hablando Claro, de Radio Rebelde, en la edición dedicada a la Prensa Cubana, el 14
de marzo del 2016.
En mi
opinión, de más de 43 años en el gremio, como periodista de ¡ahora!,
corresponsal de Juventud Rebelde, jefe de la sección de Política Informativa en
el Comité provincial del Partido, en Holguín, director, por 21 años, de la Casa Editora ¡ahora!
y profesor en la carrera de Periodismo, de la Universidad de Holguín,
es que todo el sistema cumpla con su responsabilidad, sin transgredir limites.
Para ello comparto con el doctor Julio García
Luís, en su libro Revolución, Socialismo, Periodismo: “Bajo el control popular
y con una gran autorregulación a partir de principios pertinentes al proyecto
histórico del socialismo, el modelo de
Periodismo que deberá erigirse, desde la sociedad cubana, requiere partir del
compromiso voluntario de todos los participantes en el proceso de comunicación
para su uso responsable de legitimación y fortalecimiento del sistema, porque
una opinión pública alerta, informada y crítica contribuye a un auténtico
periodismo.”
En los medios
cubanos, estoy seguro, estamos en un
momento idóneo para iniciar la autorregulación periodística e irla
perfeccionándola con nuestras características, en aras de fortalecer las tomas de decisiones de los colectivos, en
un constante análisis para la gestión de contenidos, servicios y
entretenimientos, como base de las nuevas formas para organizar y planificar
los flujos productivos, según cada soporte, premisas para fortalecer a
la prensa cubana, en este mundo de hegemonía mediática.Podemos vigorizar la deontología periodística, analizar, además, la obra del estudioso y catedrático Hugo Aznar, profesor de Ética de la Comunicación de la Universidad Cardenal Herrera - CEU de Valencia.
Para Aznar la autorregulación es “el conjunto de iniciativas, acuerdos, organismos, instrumentos y mecanismos relacionados con la actividad de los medios y orientados a garantizar que su actuación se ajuste a los valores y normas éticas que se consideran deseables" que, convenidas a nuestras condiciones, pueden ayudar mucho en el modelo de prensa que necesitamos.
De esta manera lograremos fortalecer la confianza de las audiencias al impedir que el medio pierda la capacidad de seleccionar la información y los asuntos de interés de la sociedad, los que algunos nombran “temas importantes de interés público fueras de las agendas mediáticas”.
Al fortalecer este sistema denunciarían con frecuencia los asuntos cruciales analizados a puertas cerradas, en contra de la Política Informativa y en fidelidad con las audiencias, como un acto de responsabilidad para evitar procedimientos de censura o autocensura, presentes en esas acciones, por cualquier motivo.
La autorregulación enriquecería la Política Informativa que, desde el mismo inicio de la Revolución y, luego, en diferentes resoluciones, acuerdos y congresos, refrenda la realización de un mejor periodismo, dentro de un marco de libertad ya garantizada, al ratificar que es el directivo del medio, quien decide la agenda mediática, pero conocemos que asoman censuras o autocensuras, con diferentes matices, que al final nos hace un gran daño a todos, en especial a la Revolución.
Por eso la autorregulación es una de las mejores defensas, no porque sea una varita mágica, sino por la importancia de la reflexión colectiva y, si la decisión es no reflejar el tema, compartirlo con las audiencias y al final hay un criterio propio, públicamente reconocido y resulta más difícil imponer otro distinto.
La autocensura aparece sutilmente, incluso desde la selección de los hechos noticiosos, la revisión de estilo, labor de editores hasta la definición de publicación, por cierto instinto de conservación de la misma especie humana, al temer repercusiones negativas y ocurre, en ocasiones, muy solapada.
En un ejercicio de responsabilidad colectiva del medio, con los compromisos, fines y valores propios de la comunicación en nuestra sociedad, características que distinguen a los (as) periodistas cubanos, en condiciones favorables para crecer más en la labor de la profesión, en tomas de decisiones colectivas, con la participación comprometida de organizaciones políticas y gremiales del centro, hasta lograr una consistente aprobación de las agendas mediáticas.
Las pautas éticas de la comunicación en Cuba reposan, por tanto, en los presupuestos compartidos de una ética pública, con valores y principios morales constitucionales de nuestra sociedad, abonadas por José Martí y Fidel Castro.
No debemos llegar en Cuba a normas coactivas, como las del derecho, aunque algunos colegas son partidarios de la Ley de prensa, para que todo funcione bien, pero por nuestras características, el sustento de recomendaciones éticas fortalecerá el proceso de comunicación integral de la nación, con total voluntad política para ello.
La finalidad y la efectividad de la autorregulación deben medirse con arreglo a los retos y las complejidades de la sociedad cubana actual, ajustadas a medios tradicionales, soportes, redes sociales y hasta la geografía del país, según su idiosincrasia y, como garantía, está la Política Informativa, que en su letra defiende un periodismo más apegado a la gente, investigativo, crítico y reflexivo, sin temas tabúes.
Ahora bien los mecanismos y las figuras que suelen utilizarse para aplicar la autorregulación deben renacer en los medios cubanos, según las características de cada uno, como el código deontológico, que puede incluir el libro de estilo acorde con los diferentes soportes, estatutos de la redacción, convenios de autorregulación con todas las partes y la importante figura del defensor de las audiencias, entre muchas otros y todos sujetos del veredicto público.
Estos ajustes normativos del funcionamiento son totalmente factibles en Cuba, donde las audiencias son críticas de los medios, en un escenario favorable para mutuos aprendizajes y cooperaciones con una progresiva interactividad y, según el grado de satisfacción o no, sabremos si nuestras agendas están pegadas a la gente, para orgullo o no de la sociedad cubana.
En resumen el problema más complejo para la realidad mediática cubana es cómo entroncar todo esto en un marco de creatividad, compromiso y libertad profesional, para lograr el pedido del maestro y amigo Julio García Luís: “una opinión pública alerta, informada y crítica contribuye a un auténtico periodismo”
¡Ahí está la prensa que necesita Cuba!
Fuentes:
·
Aguilera, Octavio, Las ideologías en el
periodismo, Ed.Paraninfo, 2º Edición, Madrid, 1991
·
Arnold August,
un periodista y conferencista canadiense, es el autor de los libros Democracy
in Cuba and the 1997–98 Elections y más recientemente, Cuba y sus vecinos:
Democracia en movimiento. Los países vecinos a Cuba son, por un lado, EE.UU. y
por otro lado Venezuela, Bolivia y Ecuador. Se puede seguir a Arnold en
Twitter: @Arnold_August. Su sitio web: www.lademocracia.com.
·
Aznar, Hugo. "Ética de la
comunicación y nuevos retos sociales. Códigos y recomendaciones para los medios".
Paidós. Barcelona, 2005.
·
Aznar, Hugo (2000): Publicidad y ética: la
vía de la autorregulación. Revista Latina de Comunicación Social, 25.
Recuperado el x de xxxx de 200x de:http://www.ull.es/publicaciones/latina/aa2000yen/148hugoaznar.html
·
Aznar, Hugo (1994): "Cuestiones morales en
torno al uso del dolor en la publicidad", 'Comunicación y Sociedad', vol.
II, núm. 2, pp. 75-81.
·
Aznar Hugo (1999a): 'Comunicación responsable'.
Barcelona: Ariel.
·
Aznar, Hugo
(1999b): 'Ética y periodismo'. Barcelona: Paidós.
·
European Advertising Standards Alliance (EASA)
(1997): 'La guía de autorregulación de EASA'. Bruselas: EASA.
·
Edward S. Herman y Noam Chomsky,
Manufacturing Consent: The Political Economy of the Mass Media (New York: Pantheon
Books, 2002), XI.
·
García
Luis, Julio: Ética y moral en la comunicación Social. Selección de lecturas,
·
García Luís, Julio(2005) Deontología
y ética de la comunicación social. Ediciones Félix Valera, La
Habana.
·
García
Luis, Julio(2013) Revolución, Socialismo, Periodismo,. Editorial Pablo de la Torriente.
·
López Bombino, Luis.R (2006): El
saber ético de ayer a hoy. Ediciones Félix Varela, La Habana. Tomo I Y II.
·
López Bombino, Luis R (2002): Ética y Sociedad. Tomo I.
Editorial Félix Varela.
[editar] Véase también
- http://www.cubadebate.cu/opinion/2014/03/19/afirma-miguel-diaz-canel-que-la-prensa-cubana-debe-ser-responsable-y-valiente-participativa-y-revolucionaria/#.VaS38VL_TRs
- http://www.juventudrebelde.cu/multimedia/fotografia/ix-congreso-de-la-union-de-periodistas-de-cuba/palabras-de-clausura-de-miguel-diaz-canel-bermudez/
- II Pleno del Comité Nacional de la Upec,
- http://www.cubahora.cu/sociedad/periodismo-cubano-los-periodistas-tienen-la-palabra
- Debaten los periodistas cubanos acerca de urgencias actuales
- http://www.ain.cu/2008/julio/04eddebaten.htm
- Destaca Esteban Lazo la labor de la prensa junto al Partido
- Presentan libro Fidel Periodista
- Periodistas ratifican voluntad de defender la Revolución
- Abierto oficialmente Congreso de los periodistas cubanos
- Iniciadas sesiones previas
- Autorregulación periodística
- Código deontológico
- Código deontológico del periodista
- Código europeo de deontología del periodismo
- Deontología profesional
- Derechos y deberes deontológicos del periodista
- Periodismo
- Responsabilidad Social de los Medios
- Código Deontológico de la FAPE
- Comisión de Quejas y Deontología de la FAPE
- Código Europeo de Deontología del Periodismo
- Declaración de principios de la FIP sobre la conducta de los periodistas
- Códigos Éticos del Periodismo y los Medios de Comunicación en el mundo
- Asociación para la Autorregulación de la Comunicación Comercial
- Asociación de la Prensa de Madrid
- Estatuto del periodista profesional Wikimedio
- Proyecto de ley del Estatuto del periodista profesional
- Declaración Universal de Derechos Humanos
- Ley de colegios profesionales
- Estatuto del Periodista Profesional. Asociación de la Prensa de Valladolid
- Artículo de César Coca (profesor de la Universidad del País Vasco): "Códigos éticos y deontológicos en el periodismo español"
- Artículo de Miguel Ángel Quintana Paz (profesor de la Universidad Europea Miguel de Cervantes) sobre la ética periodística y el uso de las cámaras ocultas
- Código internacional de ética periodística de la UNESCO
- Sindicato de periodistas de Madrid
- Sindicato de Periodistas de Andalucía
- Directorio de Códigos Deontológicos periodísticos de países de todo el mundo
- [4]
- Colegio de Periodistas de Cataluña
- Los Consejos de Prensa como forma de autocontrol ...https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/26925.pdf
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