Columnas

Wednesday, July 30, 2014

Mi bandera cubana




Junto al Himno de Bayamo y el Escudo,  la bandera de las cinco franjas, el triángulo rojo y la estrella solitaria son nuestros símbolos patrios, que desde pequeños nos adentramos en su historia, afirma la colega y estudiosa de la vida y obra de nuestro Apóstol José Martí y Pérez, .Hilda PupoSalazar.

La bandera de Cuba fue proclamada como tal el 11 de abril de 1869, en la Asamblea de Guáimaro. Fue enarbolada por primera vez en Cuba por el General de origen venezolano Narciso López en la ciudad de Cárdenas, el 19 de mayo de 1850.

López se encontraba en Nueva York en actividades por la independencia de Cuba, cuando tuvo la feliz idea de crearla. Acudió a su amigo Miguel Teurbe Tolón, poeta y dibujante, quien la diseñó, según la concibió Narciso.

Emilia Teurbe, esposa y prima de Miguel, la confeccionó a mano con tela de raso.

El significado de sus elementos es el siguiente: La estrella solitaria de cinco puntas representa la república libre, independiente y soberana que debía ser Cuba. El rojo, ubicado dentro de un triángulo alude a la sangre derramada en la lucha. Las franjas blancas a la pureza de los ideales y a la virtud de los cubanos y  las azules,  los tres departamentos en que se dividía Cuba en esa época: Occidente, Centro y Oriente.


Tanto la bandera como el Escudo nacional fueron creados por la misma persona, Miguel Teurbe Tolón.
Semejante a la nuestra

Muchos se preguntan sobre si las semejanzas de la bandera de Cuba y Puerto Rico se debe a qué fue diseñada por Miguel.

Definitivamente no, aunque su diseño  refleja los lazos que unían a los patriotas cubanos y puertorriqueños en el siglo XIX.  Un grupo de 59 puertorriqueños dirigido por Dr. Julio J. Henna, se reunieron en el Chimney Corner Hall en Manhattan, Nueva York y organizaron un grupo político asociado al Partido Revolucionario Cubano que abogaba por la independencia de Puerto Rico y Cuba de la Corona Española.

Tuesday, July 29, 2014

Chávez significa Patria



Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@enet.cu
Cuando se dijo: “Chávez es el obrero, el estudiante, el niño, la mujer  venezolana, Chávez es el pueblo…” significa en otras palabras el valor de su triunfo al frente de su pueblo y su trascendencia para la humanidad, que hoy lo ama, respeta e invoca al llegar este 28 de julio, cuando cumpliría 60 años..
Para bien de Venezuela, de América y mucha parte del mundo ahí está el legado de Hugo Chávez Fría y toda una marea roja prima en las imágenes transmitidas por las televisoras al recordarse en este 28 de julio.
Descifremos  el  por qué Chávez significa la Patria: Porque con su gobierno se  rompió la dependencia y falta de soberanía a las que estuvo sometido el país durante siglos;  fue él  quien usa los recursos de la nación en beneficio de las mayorías, el creador  de las Misiones educacionales y de salud a favor de la población y el de la verdad en su discurso, porque todo lo prometido, lo cumplió y continúa cumpliendo el Gobierno Bolivariano y  Chavista que encabeza el abnegado obrero Nicolás Maduro.
Chávez les devolvió la dignidad a los venezolanos y le dio protagonismo al pueblo. La confianza en su poder de defender lo que era suyo, fue otro de sus méritos y lo convierte en bandera de resistencia y lucha para los amantes de un mundo mejor, de paz, solidaridad y sin explotación.
Ahora, a más de un año de su desaparición física Venezuela puede  hablar de consolidación de desarrollo en todos los sentidos con un  proyecto viable de crecer a partir de sus reservas y sus fuerzas y ve en la integración latinoamericana una necesidad ante el creciente hegemonismo del Norte.
El enseñó que bajo las botas del imperialismo no se puede avanzar y caracterizó al Socialismo del siglo XXI como única opción para continuar adelante.
Hugo Chávez es libertad, futuro,  progreso, unidad latinoamericana. Vivirá siempre en el corazón de los humildes, de los rebeldes por las causas justas de los pueblos, de los soñadores y defensores de la soberanía, Hugo Chávez es el hermano..





Barinas se une a la celebración del 60 cumpleaños del Comandante Chávez (+Fotos)


.
 

Saturday, July 26, 2014

Papel de la Juventud en el Moncada de hoy





Rodobaldo Martínez Pérez


El papel de la juventud cubana en la preservación de la Patria fue reiterada por el Comandante  Ramiro  Valdés Menéndez, asaltante del Moncada y orador de las palabras centrales en Artemisa, sede del acto nacional por los hechos del 26 de Julio de 1953.
El dirigente histórico dijo: “Hoy, la gran mayoría de los cubanos solo conoce estos datos por referencias y no por vivencias propias; pues nacieron después del Triunfo de la Revolución, cuando la realidad ya era otra. Por eso, no está de más recordarlos, pues los imperialistas, en sus trasnochados intentos de restauración capitalista y subversión ideológica, se empeñan en falsificar la realidad, dibujar unos supuestamente idílicos años cincuenta y convertir a un tirano despreciable en un prócer respetable.
…Esa unidad debemos preservarla  por sobre todo las cosas, pues estamos conscientes de que la lucha no ha terminado, solo ha cambiado la manera en la que pretenden destruirnos. Hoy se aplican formas no convencionales de guerra y se emplean las nuevas tecnologías como instrumento de subversión, teniendo como blanco fundamental a los jóvenes”.
El 26 de julio de 1953 la mayoría de los compañeros que nos agrupamos en las células clandestinas, precisó,  observando las medidas de seguridad y compartimentación indicadas por Fidel y Abel en el local del Partido Ortodoxo en Prado 109, apenas rebasábamos los 20 años. Éramos jóvenes que soñábamos con transformar la triste realidad imperante en la Cuba de aquel entonces.
La República de entonces no tenía nada que ver con la soñada por  aquellos jóvenes  de 1868 y 1895  representados en dos cimeras figuras Maceo y Martí. Durante décadas, el verdadero poder había estado en la embajada yanqui, para mancillar tanta sangre derramada por los mejores hijos e hijas de la Patria para conquistar la verdadera independencia que llegó el Primero de Enero de 1959.
Recordó el joven asaltante de la posta tres del cuartel Moncada: Los jóvenes de la Generación del Centenario, aunados por la prédica y la decisión de lucha de Fidel Castro, no dejamos morir a Martí. Aquel 26 de julio no fue un triunfo de las armas, pero fue una victoria de la moral y de la dignidad.
Es el Día de la Rebeldía Nacional,  subrayó, cuando los jóvenes cubanos fuimos consecuentes con los versos vibrantes del Himno Nacional y con el ejemplo de quien fue el autor intelectual de la acción.
Ahora el gobierno norteamericano destinó 197 millones 270 mil para programas dirigidos a desestabilizar el sistema político cubano entre 2001 y 2008 y,  durante la administración Obama, el Departamento de Estado  entrega anualmente 20 millones de dólares para financiar grupo hostiles al sistema político cubano dentro y fuera de la isla, con el fin de promover la llamada agenda para la democratización, con su mira principal en la juventud.
Son evidencias que la política de financiación para lograr lo que Washington denomina como un “cambio de régimen” en La Habana permanece intacta por parte de la administración del presidente  Nobel de la Paz.
Por eso es muy oportuno escuchar a Fidel cuando refiriéndose a la juventud, puntualizó: “Queremos que tengan el máximo de conciencia de su papel, de lo que pueden hacer por su país, de lo que pueden hacer por la Revolución, de lo que pueden hacer por su futuro.»
En ellas está implícita la posición asignada a esta parte de la vanguardia política de la nación y su responsabilidad con el futuro del país a 61 años de los asaltos a los cuarteles Moncada, en Santiago de Cuba y Céspedes, en Bayamo.
Estos tiempos que corren, cuando Cuba actualiza su modelo económico y social es fundamental reflexionar sobre la implicación  de nuestros jóvenes en los asuntos de la cotidianidad, siempre con la premisa del concepto fidelista de Revolución de cambiar todo lo que debe ser cambiado, y lograr que  prime la voluntad de  transformación de lo mal hecho,  muy hermanado con el sentido autocrítico y de compromiso  con el desarrollo socialista del país.
Lo realizado hoy requiere perfeccionarlo a todo con la moral social presente en la actual generación, acorde a sus sentimientos, subjetividades, gustos y aspiraciones, que deben definir la conciencia crítica de cada uno de ellos.
Se trata de abrir los espacios al debate de sus preocupaciones, pero sin improvisaciones, con los argumentos del por qué de cada cosa, y cuando no se tienen buscarlos, evitar confusiones involuntarias y no ser ingenuos ante cualquier malintencionado, que en un mundo tan complejo no dejarán de existir.
Hay argumentos suficientes para realizar el Trabajo Político Ideológico, el legado del joven Fidel Castro, quien organizó y dirigió las acciones de aquel 26 de Julio  nos pertrecha de conocimientos, por eso es necesario que lo utilicemos y sobre todo los jóvenes, las estudien, las discutan, busquen en ellas las respuestas a los asuntos que hoy les puedan preocupar, no basta con apoyarlo y convertirlo en consignas, hay que defenderlo con pasión y compromiso, como han hecho siempre los jóvenes ante las tareas encomendadas.
Recordemos la reflexión del Comandante en Jefe, del 14 de enero del 2008, titulada: “Regalo de Reyes”.
“A los revolucionarios más jóvenes, especialmente, recomiendo exigencia máxima y disciplina férrea, sin ambición de poder, autosuficiencia, ni vanaglorias. Cuidarse de métodos y mecanismos burocráticos. No caer en simples consignas. Ver en los procedimientos burocráticos el peor obstáculo. Usar la ciencia y la computación sin caer en lenguaje tecnicista e ininteligible de élites especializadas. Sed de saber, constancia, ejercicios físicos y también mentales.
En la nueva era que vivimos, el capitalismo no sirve ni como instrumento. Es como un árbol con raíces podridas del que sólo brotan las peores formas de individualismo, corrupción y desigualdad. Tampoco debe regalarse nada a los que pueden producir y no producen o producen poco. Prémiese el mérito de los que Trabajan con sus manos o su  inteligencia”.
 La nueva generación de cubanos debe estar consciente que defender la Patria,  para que no vuelva el pasado oprobioso,  es el Moncada de hoy.
 

Ramiro Valdés : Hasta el último aliento, con la Patria, con la Revolución, y con el Socialismo.



General de Ejército Raúl Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros
Combatientes de ayer y de hoy,
Artemiseñas y artemiseños,
Queridos compatriotas:
Un día como hoy mis primeras palabras son para todos aquellos que han hecho posible esta Revolución, en especial para los que derramaron su sangre y entregaron sus vidas por una Cuba verdaderamente independiente.
El 26 de julio de 1953 la mayoría de los compañeros que nos agrupamos en las células clandestinas, observando las medidas de seguridad y compartimentación indicadas por Fidel y Abel en el local del Partido Ortodoxo en Prado 109, apenas rebasábamos los 20 años. Éramos jóvenes que soñábamos con transformar la triste realidad imperante en la Cuba de aquel entonces.
La República no tenía nada que ver con la soñada por Martí y Maceo. Durante décadas, el verdadero poder había estado en la embajada yanqui y desde hacía más de un año, un dictador había borrado los últimos vestigios de democracia representativa. Los pobres, negros, mujeres, obreros y campesinos, eran vilmente preteridos y discriminados por una oligarquía entreguista y rapaz.
Muchos de los males políticos, económicos y sociales que aquejaban a nuestro pueblo, fueron magistralmente expuestos por Fidel en su histórico alegato del 16 de octubre de ese mismo año, conocido como “La Historia me absolverá”.
No podemos olvidar nunca el cuadro de opresión, miseria y desigualdades que heredó la Revolución en el ´59. Por aquel entonces la esperanza de vida de los cubanos no sobrepasaba los 60 años; imperaba el tiempo muerto, el desempleo masivo, el desalojo de los campesinos de las tierras que trabajaban; un alto grado de analfabetismo; gran parte de la población no contaba con posibilidades de acceder a la escuela o al médico. La banca, los mayores centrales azucareros, las principales industrias y más de la mitad de las mejores tierras de producción cultivadas estaban en manos extranjeras.
Hoy, la gran mayoría de los cubanos solo conoce estos datos por referencias y no por vivencias propias; pues nacieron después del Triunfo de la Revolución, cuando la realidad ya era otra. Por eso, no está de más recordarlos, pues los imperialistas, en sus trasnochados intentos de restauración capitalista y subversión ideológica, se empeñan en falsificar la realidad, dibujar unos supuestamente idílicos años cincuenta y convertir a un tirano despreciable en un prócer respetable.
Ante aquel estado de cosas, no podíamos cruzarnos de brazos. Los jóvenes de la Generación del Centenario, aunados por la prédica y la decisión de lucha de Fidel Castro, no dejamos morir a Martí. Aquel 26 de julio no fue un triunfo de las armas, pero fue una victoria de la moral y de la dignidad. Fue la chispa que encendió nuevamente el motor que nos llevaría justamente 5 años, 5 meses y 5 días después, a alcanzar la verdadera y definitiva independencia. Es el Día de la Rebeldía Nacional, cuando los jóvenes cubanos fuimos consecuentes con los versos vibrantes del Himno Nacional y con el ejemplo de quien fue el autor intelectual de la acción.
A partir de 1959, a pesar de campañas mediáticas, cruentos bloqueos, amenazas, agresiones, terrorismo de todo tipo, y de la escasez de recursos propia de un país pobre y subdesarrollado, la Revolución logró transformar la triste realidad que caracterizaba a este pequeño archipiélago.
Por primera vez se logró la verdadera soberanía: los destinos del país dejaron de decidirse en Washington. La palabra “democracia” adquirió su verdadera dimensión popular: se acabó la politiquería, la compra de votos y el fraude electoral. Nunca más hubo un asesinato político o un torturado. Fueron barridas las bases institucionales de la discriminación y se dio un paso gigantesco en su eliminación de la conciencia de las personas.
Este pueblo, otrora analfabeto, ya tiene más de un millón de graduados universitarios y sus logros son reconocidos universalmente por numerosos organismos internacionales, incluyendo la ONU. La que fuera  neocolonia yanqui tiene hoy una mortalidad infantil menor que Estados Unidos y acaba de presidir la Asamblea Mundial de la Salud. Nuestra meta no es enriquecernos, pero nadie está desamparado ni abandonado a su suerte. Gracias a la Revolución, nos libramos de ser el lupanar del Caribe, un paraíso de la droga, el juego y la prostitución, en manos de la mafia y los marines.
Las páginas de heroísmo que los hijos de este país han escrito en otras tierras del mundo son motivo de respeto y admiración. Sangre cubana abonó la independencia de Angola y Namibia, el fin del apartheid en Sudáfrica y las mejores causas de otros pueblos. Maestros, trabajadores de la salud, constructores, entrenadores deportivos, promotores culturales…, en fin: cubanas y cubanos formados en el internacionalismo por la Revolución, han dado su ayuda generosa desde las cumbres del Himalaya hasta las selvas de la Amazonia, porque comparten el concepto de que Patria es Humanidad.
No ha sido fácil llegar hasta aquí: nuestro pueblo ha logrado sobreponerse ante incontables obstáculos y dificultades inimaginables. Justamente hoy se cumplen 25 años de aquella histórica y profética afirmación de Fidel, en Camagüey, de que aún en el hipotético caso de que se desintegrara la Unión Soviética, seguiríamos adelante con la Revolución, dispuestos a pagar el elevado precio de la libertad y de actuar sobre la base de la dignidad y los principios.
No se equivocaba el  Comandante en Jefe al confiar en este pueblo que supo resistir los largos y duros años del Período Especial, cuando muchos apátridas trasnochados en Miami ya tenían las maletas listas para venir a observar la caída de la Revolución y pretendían recuperar las riquezas malhabidas y volver a imponer un régimen de oprobio y explotación.
Hoy mantienen plena vigencia aquellas palabras de Fidel pronunciadas en 1989, dos años y medio antes de que ocurrieran esos funestos acontecimientos. Que no sueñen los imperialistas: ese es el mismo espíritu que mueve a los revolucionarios en la Cuba actual, el que está en las raíces de la historia de lucha de nuestro pueblo.  Así lo demostró Céspedes tras la derrota inicial en Yara; Maceo, con su vertical Protesta de Baraguá; Martí, al enfrentar el fracaso de la Fernandina; el propio Fidel después del revés del Moncada y cuando en Cinco Palmas se reunió con Raúl y le dijo que con 7 fusiles ganaban la guerra. Ese ha sido y será el espíritu de lucha sin tregua de nuestro pueblo: en nuestros corazones no cabe el desánimo y en nuestro vocabulario está borrada la palabra derrota.
No podemos olvidar que hemos llegado hasta aquí gracias a la unidad de todo el pueblo, gracias a su confianza en la Revolución. Esa unidad debemos preservarla  por sobre todo las cosas, pues estamos conscientes de que la lucha no ha terminado, solo ha cambiado la manera en la que pretenden destruirnos. Hoy se aplican formas no convencionales de guerra y se emplean las nuevas tecnologías como instrumento de subversión, teniendo como blanco fundamental a los jóvenes. Lo que no acaban de comprender nuestros enemigos es que las nuevas generaciones son fruto de esta Revolución y han demostrado su compromiso de continuar perfeccionándola y preservar las conquistas alcanzadas.
Como bien expresara Fidel el 26 de julio de 1959: “¡Cuánto se equivocan los que piensan que Cuba se puede resignar tranquilamente a volver al pasado! (…) Qué equivocados están los que creen que la libertad y la seguridad de hoy, la soberanía de hoy, la gloria de hoy, el prestigio de hoy, el pueblo de Cuba se resignaría mansamente a que se lo arrebataran para volver a imponerles aquel pasado odioso.”
Cuando asaltamos el Moncada, ninguno de nosotros soñó con estar aquí 61 años después. Me siento doblemente honrado al hacer uso de la palabra en el Día de la Rebeldía Nacional, precisamente en mi tierra natal, de la cual Fidel dijera el 17 de enero de 1959: “A juzgar por los hombres que ha dado a la causa de la libertad… a juzgar por el espíritu patriótico que aquí vibra… bien merece llamarse Artemisa el pueblo más revolucionario de Cuba… ¡Pueblos como este son los que han hecho posible el triunfo de Cuba!”.
Esa es una realidad permanente hoy en esta tierra, pues en Artemisa, como en toda Cuba, siempre es y será 26. Aquí -como en  Mayabeque-, desde hace casi tres años se aplica con resultados  alentadores la experiencia de perfeccionar el funcionamiento de los órganos locales del Poder Popular, que continuará evaluándose hasta el 2016. También se aplica otro importante experimento en la comercialización de productos agropecuarios, con el objetivo de satisfacer con más eficiencia las demandas de la población en este sector.
Por otra parte, no podemos hablar hoy de las transformaciones en Artemisa, sin mencionar el privilegio y también el compromiso que significa que aquí esté enclavada la naciente Zona Especial de Desarrollo Mariel, cuya importancia es crucial para el desarrollo del país.
Debemos tener siempre presentes que del empeño de todos depende que logremos desarrollar un socialismo próspero y sostenible, como se recoge en los Lineamientos de la política económica y social del Partido y la Revolución, aprobados en el Sexto Congreso. No abundo más sobre el tema porque en este propio mes se ha brindado una amplia y actualizada información a raíz de las decisiones adoptadas en el Consejo de Ministros, los debates en la Asamblea Nacional y las palabras de clausura en ésta última del General de Ejército Raúl Castro Ruz.
Hace apenas cuatro años, cuando el Comandante en Jefe, con su camisa verde olivo de mil batallas, rindió tributo en este propio lugar a los mártires del 26 de Julio en el Mausoleo que los honra, recordábamos que de aquí partimos 28 de los jóvenes que un día como hoy asaltamos los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes. Éramos un puñado, pero llevábamos con nosotros el espíritu de todos los artemiseños, que era también el espíritu de Cuba entera. No hicimos más que cumplir con la máxima martiana de que “el verdadero hombre no mira de qué lado se vive mejor, sino de qué lado está el deber”.
De ese mismo principio son ejemplos fehacientes nuestros 5 Héroes, tres de los cuales todavía continúan cumpliendo injustas sanciones encarcelados en los Estados Unidos. No cejaremos ni un instante en el empeño de traerlos de vuelta a sus familias, a la Patria. Después de más de 15 años exigiendo su libertad, nuestra fuerza radica en la justicia de esta noble causa y en el apoyo solidario de millones de personas honestas de todo el mundo.
Artemiseños, compatriotas: esta es la obra, el mérito, la gloria de todo el pueblo, y sobre todo de los hombres y mujeres que han caído en el empeño. Sin nuestros mártires heroicos, nada de lo alcanzado hasta hoy hubiera sido posible. Rindámosles tributo a todos aquellos que cayeron ofrendando sus vidas por hacer realidad este sueño de la Revolución. Inspirados en su ejemplo, no tenemos otra alternativa que seguir luchando cada día, hasta el último aliento, con la Patria, con la Revolución, y con el Socialismo.

¡Gloria eterna a nuestros mártires heroicos!
¡Vivan Fidel y Raúl!
¡Viva la Revolución Cubana!
¡Socialismo o muerte! ¡Venceremos!