Columnas

Thursday, September 26, 2013

Por una buena gestión propia




 

Rodobaldo Martínez Pérez
La importancia de saber conducir un negocio afloró en el II Foro de Ciencia y Técnica de los trabajadores por  gestión propia, en el municipio de Holguín, al  exhibir la constancia y sapiencia en más de 20 especialidades en la sala expositora del Reciento Ferial en esta ciudad.
Sacar el mejor provecho  a las llamadas miniempresas  y satisfacer cada vez más a sus clientes sobresalieron  en el  montaje y presentación de las muestras, en las ponencias presentadas y en  diálogos informales entre  asistentes al evento y público en general.
 Estos dueños de miniempresas tienen claro que los principales obstáculos  para el éxito son: las faltas de ideas, creatividad y ganas de hacerlas cosas de un modo diferente, de ahí el interés por la calidad de sus productos, expuestos en Expo Holguín a la vista de todos.
Saben de la importancia de optimizar al máximo los recursos, con renovadas vías para establecer contacto con los clientes,  y lograr en ellos la necesidad de volver,  así como el empleo de  una publicidad  precisa y  veraz.
  Una buena dirección  es uno de los factores para el triunfo y está en la  capacidad  de percibir, administrar,  fiscalizar y gobernar de la mejor manera posible su negocio y evitar tropezar varias veces con la misma piedra.
Aunque los participantes a este II Foro es prácticamente una minoría en relación con la cantidad de trabajadores que ejercen en el municipio la labor por gestión propia, descolló  en los presentes  el cultivo de  actitudes, pensamientos y conocimientos de las labores realizadas.
 Los producciones  representadas fueron:  calzado,  accesorios de gomas, moda y costura,  carpintería,  encuadernado de libros,  servicios gastronómicos, vinicultura, artesanía, orfebrería, con interesantes ponencias, que refuerza una necesaria teoría para encarar esta labor.
,Naturaleza e historia entre dos bahías
 

Así lo cuenta mi amigo y colega Alexis Rojas Aguilera 

La península de El Ramón de Antilla es como un dedo hendido en las azules aguas del Océano Atlántico.
Ubicada en el municipio de Antilla, al Norte de la actual provincia de Holguín y con unos 19 kilómetros de longitud, resulta el separador natural de dos importantes bahías de bolsa del sistema lacustre del territorio, las de Banes y Nipe.
Orlada de playuelas en forma de concha y con una de exuberante belleza en su extremo, conocida por Los Baracuteyes, tiene un relieve cenagoso, bajo y acentuadamente llano, con excepción de su porción septentrional donde pespuntean algunas elevaciones próximas a la línea de costa.
Tupidos manglares, con patabanes y uvas caletas mezcladas, entre otros vegetales, adornan la zona de contacto del mar con la tierra, y abrigan la reproducción de numerosas especies de peces, crustáceos, aves, moluscos, que proclaman su condición de nichos de vida.
 La península no es un como dedo de grosor perfecto de mayor a menor, pues en más de un sitio se encoje su anchura para poner al paso del viandante la posibilidad de que, sin sudar demasiado la camisa, pueda apreciar El Cañón de la bahía de Banes y un ratito después gozar del azul oscuro de las aguas de la Nipe, una de las mayores de su tipo a escala planetaria.
Accidentes geográficos relativamente conocidos son la Punta de Mangle por el lado de Banes y la propia Punta Ramón, en la misma entrada de la Nipe, cara a cara con el paradisíaco Cayo Saetía lleno por igual de blancas playas, vegetación impresionante y abundante fauna, una notable atracción de la industria cubana sin humo.
El suelo de la península es básicamente de arcilla y turbas cuaternarias de la serie Júcaro que alojan formaciones boscosas, donde crecen las Cuabillas de Costa, algunas Tunas trasnochadas y el Incienso de Playa, entre árboles señoriales.
Esos bosques acogen gavilanes, negritos, cartacubas, tomeguines, rabijuncos de Pico Rojo y Garzas, estas últimas más abundantes hacia las áreas llanas dedicadas a la ganadería, entre los representantes de la avifauna local, pero también una variedad de Polimitas y otros moluscos terrestres, reptiles e insectos llenos de colorido.
Pero esta península sobrepasa los muchos encantos naturales, cuando se mira a su curiosa historia, donde sobrevive la impronta del pirata Guillermo Hastings que por allí dejó sus huesos—y dicen algunos tesoros-- convertido en pacífico poblador, con amplia cola de descendientes y variadas grafías para el apellido en toda la cuenca de Nipe.
También el escenario del desembarco de hombres y armas al mando del general norteamericano Thomas Jordan, en los días de la Guerra Grande, para apoyar a las huestes mambisas del Oriente insurrecto.
Y la breve estancia del Señor de la Vanguardia, Camilo Cienfuegos, en 1959 en aquella región, visita a la que se vincula la construcción del bonito poblado construido allí por la Revolución tiempo después, entre otras anécdotas aún envueltas en la bruma del tiempo, entre otros momentos que la emparentan hasta con la virgen de La Caridad de El Cobre y el entorno aborigen.
Estas y otras razones hacen de este pedazo de Holguín, uno de los atractivos interesantes para el solaz. De ahí que, en algunos años, destaque entre las opciones turísticas cubanas.
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