Columnas

Thursday, May 02, 2013

Los títeres seguirán bailando





Rodobaldo Martínez Pérez      

Las transformaciones en la Cubasocialista, planteados en  el VI Congreso del Partido, difieren al ciento por ciento cuando se pretende hacerle cambios a la Revolución fuera de ella.
 Al leer  las diferentes plataformas políticas de los grupos adversos al proceso actual, la conclusión más exacta sería: ¡Cuánta ingenuidad! Y no es que se trate de reclamos inanalizables, sino es proyectar hacerlo divorciados del contexto histórico.
Hablar de este país lleva intrínseco la condición muy específica de su relación con Estados Unidos y, no es yanqui manía ni nada por el estilo, es la triste realidad de que nada, nadita, podrá planificarse frontera adentro sin intereses frontera afuera, y me refiero a ese todopoderoso espacio a 90 millas del nuestro.
Podía pensarse en una apetencia iniciada en 1959, pero no, refiero hechos de siglos atrás, porque ya desde Benjamín Franklin, uno de los padres de ese Norte, se recomendó a Inglaterra,  en la época de las Trece Colonias,  la toma de la Isla.
Para continuar los apetitos geófagos  siguió Thomas Jefferson y  en 1823 John Quincy Adam, el autor de la fruta madura, según la cual por la cercanía geográfica debíamos  caer en manos de los EE.UU.
                                                                                     
 El Presidente James Monroe, para referirse a la isla, afirmaba que: “Agregar Cuba era lo que necesitaban los Estados Unidos, para que la nación americana alcanzara el mayor grado de interés... Siempre la miré como la adquisición más interesante para nuestro sistema de estado”.
Hasta hoy, ninguna administración norteamericana ha pensado diferente: Apoderarse de Cuba es una tarea pendiente, se ha recurrido al sabotaje, la agresión directa, guerra biológica, bloqueo y, ahora, los deseos de apropiación se intensifican y se exploran otras vías, como la utilización de fuerzas internas asesoradas desde el exterior o la creación de  grupos mercenarios.
 

Con ese antecedente, resulta risible planificar algo para Cuba y aclarar  “sin injerencias externas” o hablar de cambios al lado  de soberanía, cómo si eso fuera posible.

No es difícil imaginar, en caso de aceptar otros partidos dentro de la sociedad, como signo de la democracia soñada por algunos, cuales competirían con el Partido de la Revolución.
Este país se fragmentaría en mil pedazos y daríamos a los imperialistas estadounidenses la oportunidad esperada por años de crear una organización cubana-yanqui, con su apoyo directo entre ellos el financiero sin límites.
Así mismo ocurre con la oposición dentro de la Isla. ¿Alguien puede creer que es autóctona? El uso de esas tendencias opuestas, como forma de ataques,  es uno de sus últimos métodos para destruirnos, para ello,  cada uno de sus soldados recibe una cuota de dinero, de acuerdo con la labor realizada.
Tienen  precios  formar desorganización, levantar un cartelito, manifestarse en las calles o propaganda contrarrevolucionaria. Hay quienes se conforman con que les tiren fotos y sean publicadas, con eso garantizan la paga.
Desde 2007 EE.UU ha invertido más de 90 millones de dólares, para fomentar la subversión en Cuba y entregado ese dinero,  tanto a mercenarios internos como a personas en Miami.
 

Pero, no se imaginen que todos  los reclutados tienen como máxima aspiración derrocar al gobierno, muchos han visto en la “oposición” un lucrativo negocio y su máximo interés es vivir bien. No pocas reyertas ocurren entre asalariados.
Los propios mercenarios radicados en Cuba y vinculados a la Oficina de la Sección de Intereses en La Habana han presentado quejas por que del presupuesto que aprueba el gobierno de los Estados Unidos muchas veces no le llega el dinero y se queda en manos de la mafia cubano-americana, radicada Miami, que lo gastan en intereses privados.
Ese ejército al servicio yanqui es suigéneris, no puede hablarse de actuación por conciencia, sino por motivaciones monetarias y como dinero es lo que sobra, los hilos seguirán moviéndose allá y los títeres continuarán bailando acá.
 
 

No comments:

Post a Comment