Columnas

Tuesday, April 04, 2006

Los muchachos de batas blancas

Sienten placer de vivir con los holguineros, en sus mismas casas. Dentro de seis años ya serán médicos.

Por Rodobaldo Martínez Pérez
rodo@ahora.cu
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Para quienes hacemos un semanario en Holguín, provincia oriental de Cuba, duele ver cuantos hechos no salen a la calle por el limitado espacio. Tenemos montañas de trabajos como para hacer dos periódicos cada día, pero así es de duro el bloqueo contra nuestro país, que nos impide hacer un diario, como fuimos hasta que perdimos el 85 por ciento de nuestro comercio exterior, con el inició de la década del 90 del siglo pasado.
Siempre tratamos de priorizar los acontecimientos. De ahí el destaque a la visita, a este territorio, de Álvaro Ríos Roca, secretario ejecutivo de la OLADE (Organización Latinoamericana de Energía con sede en Ecuador).
Aquí hay mucho que enseñar a un visitante. Es otra revolución dentro de la Revolución lo que pasa cada día para darle más bienestar al pueblo, pero a Ríos Roca lo que más lo emocionó fue oír a sus compatriotas bolivianos contar como viven en esta provincia, en las mismas casas de los holguineros.
Estos muchachos, quienes enriquecen nuestra mezcla al caminar por las calles, adueñarse de los policlínicos o entrar y salir de nuestros hogares, les sobraron palabras para expresar el cariño que le crece por las nuevas familias. Desbordaron emociones por sus ojos, que anestesiarían cualquier maldad que siempre nos imputan esa mafia anticubana que reina en Miami.
Porque mientras que aquí somos solidarios y sabemos compartir lo poco que tenemos, aún en el filo del mayor sacrificio, en el norte revuelto y brutal, como lo calificó Martí, muchos ni se alegraron que seamos los subcampeones mundiales en la pelota. Pedían que perdieran los de esta tierra, que como quiera también es la suya.
Realmente no haya que criticarnos. Pero están en contra de todas las banderas, claro menos la de Bush. Ahora no salieron a las calles cuando cientos de miles de hispanos, de diversas nacionalidades, reclamaron una Ley de Inmigración para legalizar la decisión de permanecer en ese país.
Se sienten superiores en el Imperio que lo resguarda, por encima de los 37 millones de hispanos que viven en los Estados Unidos, que no tienen una Ley de Ajuste Cubano.
Nosotros salimos siempre hacia la luz, no aprovechamos las sombras para invadir por el éter, con una radio y una televisión que no son bienvenidas por la mayoría de los cubanos ni contratamos mercenarios para matar y solo queremos la pureza de la Patria, que la defenderemos a cualquier precio.
Mientras que en Cuba cientos de médicos siembran salud en diversos países y les abrimos las puertas de las universidades a miles de estudiantes, para que labren un mundo mejor, allá, en el Imperio, de manera activa, multiplican las acciones para tratar de hacer un trasnochado sueño de más de cuatro décadas: derribar al Gobierno Cubano.
Los propagandistas del Departamento de Estado le llaman “transición democrática”.
Es la formulación de un proyecto platista, totalmente anexionista redactado por la comisión norteamericana para la “Asistencia a una Cuba Libre”, que hicieron público hace dos años.
Los cubanos no queremos más democracia que ésta, ni más libertad que la conquistada aquel glorioso primero de enero 1959, al corajudo grito de viva cuba libre, por la que se batallaba desde el 10 de octubre de 1868, cuando Carlos Manuel de Céspedes, el Padre de la Patria, inició la guerra contra el colonialismo español.
Por eso fue emocionante observar la alegría de Álvaro Ríos Roca al confraternizar con estos jóvenes, tan bolivianos como él, que ya visten batas blancas y dentro de seis años, serán prestigiosos médicos generales.
A nosotros nos agradó la visita del Secretario Ejecutivo de la OLADE, pero seguro que más le alegró a él comprobar con cuanto cariño tratan a sus coterráneos.

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